Volver al presente con una respiración consciente
Practicar estar en el presente ayuda cuando no estamos físicamente bien. Me permite superar mi tendencia a quejarme. Me hace encontrar mi equilibrio interior más fácilmente, sin importar lo que me esté pasando.
Puedo ser más consciente incluso cuando no estoy bien físicamente, de hecho a veces esto es un estímulo para que practique, en lugar de permitirme una larga letanía de quejas. Este proceso me ayuda a encontrar mi equilibrio interior más fácilmente sin importar lo que me esté pasando.
Empiezo por hacer 3 o 4 respiraciones profundas, me relajo y traslado mi atención de mis pensamientos, que entretanto se han vuelto molestos, fijos y obsesivos, a mi cuerpo.
Enfoco mi curiosidad en mi cuerpo. Este cambio de atención es la base del trabajo. Utilizo mi curiosidad para iluminar y explorar el interior de mi cuerpo como si fuera una cueva profunda y oscura.
Mi curiosidad no está dirigida a ver sino a sentir. ¿Cómo me siento? ¿Dolor? ¿Dónde siento las sensaciones de dolor o de no sentirme bien físicamente? Evito rápidamente atribuir una etiqueta superficial a no estar bien: tengo dolor de cabeza; tengo un terrible dolor de espalda! y me da curiosidad penetrando en la zona del dolor.
¿Qué tipo de dolor es? Me vuelvo curioso y penetro más profundamente, bajo su superficie, para explorar su complejidad. ¿Cuáles son las sensaciones más sutiles que lo componen? ¿Qué características tienen? ¿Son constantes o intermitentes? ¿Qué pasa con el dolor mientras lo observo con curiosidad? ¿Se desvanece? ¿Aumenta? ¿Se mueve?
Lo respiro suavemente: un aliento suave y cariñoso. Tengo curiosidad por ver cómo se transforma bajo la influencia de mi amorosa atención.
¿Me estás enviando un mensaje? Estoy en el cuerpo, en lo profundo de la zona de descontento. Me quedo allí hasta que, aunque el dolor sigue ahí, puedo recuperar ese estado de paz interior que había perdido.