La visión humanista del liderazgo consciente
El estilo de líder consciente está reemplazando gradualmente los viejos estilos de liderazgo basados en las ganancias a toda costa a través de una renovada ética de negocios.
Un concepto inspirado en objetivos de valor que pretende combinar el bienestar de las empresas, medido también por el beneficio, con la innovación, la lealtad de los empleados, la satisfacción de los clientes y el bien común.
Esto significa que todavía hay empresas sanas con los viejos sistemas de liderazgo pero, metafóricamente hablando, es como decir que todavía hay trenes que funcionan bien con carbón: aunque todavía son eficientes, ciertamente no representan el futuro. Por lo tanto, cuando llegue el momento de que estas empresas se renueven, tendrán más dificultades porque no habrán construido una cultura interna necesaria para sostener un liderazgo de valor.
Empresas como Google, Apple, Univeler y Starbucks no sólo buscan la sostenibilidad, sino también la evolución y la transformación con modelos de desarrollo integrados. Sus modelos de negocio son a veces incomprensibles para los líderes fosilizados en viejos modelos estandarizados a pesar de que los resultados hablan por sí mismos.
El liderazgo consciente vuelve a poner al ser humano en primer plano: no sólo pregunta si el trabajador hace crecer la empresa a través de los resultados, sino también cuánto crece esa persona mientras trabaja hacia la meta.
Un líder consciente pide al empleado que traiga todo de sí mismo y no sólo sus habilidades al trabajo.
Las empresas que adoptan un liderazgo consciente revelan una visión humanista: honran a la persona y sus valores; desarrollan una cultura basada en la confianza, la lealtad, la creatividad, el apoyo y la dedicación; una cultura que crea éxito a largo plazo y sostenibilidad. Estas compañías logran mucho más porque dan más.
Incluso hoy en día, se hace demasiado hincapié sólo en la parte difícil del negocio, quizás porque es más fácil medirlo o quizás porque la gente cree que lo que no se puede medir no tiene valor.
En las empresas, hoy en día, se da prioridad al estudio de la competencia y al análisis del mercado, los aspectos organizativos y jerárquicos: elementos de un viejo paradigma empresarial basado en el control que se está erosionando rápidamente frente a los conceptos de colaboración, asociación interna, servicio, empatía, transparencia, delegación de independencia y verdadera consideración por el bienestar común. Todos los aspectos que la empresa moderna de hoy en día no es capaz de medir, pero que se están convirtiendo en los aspectos clave del éxito futuro.